Crónica desde Pandora. Del Encuentro Épico: Añejos de XV Hortaleza vs. Jaén (con Refuerzos Estelares y Debutantes Prometedores): Un Homenaje al Rugby Veterano
El pasado 30 de noviembre, el campo de «El Hortal» se engalanó para presenciar algo más que un simple partido de rugby. No se trataba de una final de campeonato con la tensión y la pompa que ello conlleva. Tampoco era un encuentro decisivo para la clasificación en una liga competitiva. Lo que allí se congregó fue un tributo al espíritu del rugby veterano, una celebración de la amistad, la camaradería y la pasión incombustible por un deporte que marca a quienes lo practican de por vida. Los Añejos de XV Hortaleza recibían a los aguerridos veteranos de Jaén, en un choque que prometía –y cumplió con creces– una jornada para el recuerdo.
Desde las primeras horas de la mañana, el ambiente en «El Hortal» era palpable. No era la tensión pre-partido de un encuentro de alta competición, sino una atmósfera de reencuentro, de camaradería genuina. Abrazos sinceros, risas compartidas, anécdotas de batallas deportivas pasadas y presentes, y la inconfundible jerga del rugby inundaban el aire. Se sentía el rugby en su estado más puro, donde el resultado final, aunque importante, es solo una parte de una historia mucho mayor: la historia de una amistad forjada en el barro, los placajes y el tercer tiempo.
Los veteranos de Jaén, con el espíritu aventurero que les caracteriza, emprendieron el viaje desde tierras andaluzas con la moral intacta, aunque conscientes de las bajas que mermaban su plantilla. Sin embargo, como auténticos guerreros del rugby, contaron con un refuerzo de lujo que ejemplifica a la perfección la hermandad que une a los jugadores de este deporte: varios integrantes del equipo Sluts Madrid se unieron a sus filas, demostrando una vez más que la familia del rugby no conoce fronteras geográficas.
Por parte de los Añejos de XV Hortaleza, se vivió una estampa poco común en los últimos tiempos: una convocatoria masiva de 35 jugadores, listos para darlo todo en el campo. Esta nutrida presencia no solo hablaba del entusiasmo que generaba el encuentro en sí, sino que también reflejaba un compromiso firme con el presente y el futuro del equipo. Y es que este partido fue especialmente significativo para los Añejos, ya que supuso el debut oficial de cinco nuevos jugadores. Este hecho reafirmaba el compromiso del club con la renovación generacional, inyectando sangre nueva al equipo y asegurando la continuidad de la tradición de los Añejos en los años venideros.
El Calentamiento: Preparando el Cuerpo y el Alma
Antes del pitido inicial, el calentamiento se convirtió en un espectáculo en sí mismo. No se trataba solo de preparar los músculos para el esfuerzo físico, sino también de afinar el espíritu y conectar con los compañeros. Estiramientos, ejercicios de activación, toques de balón y las últimas estrategias se mezclaban con bromas y comentarios distendidos. Se respiraba un ambiente de sana competencia y respeto mutuo. Los debutantes de Hortaleza, con una mezcla de nerviosismo y entusiasmo, recibían los últimos consejos de los jugadores más veteranos, absorbiendo la sabiduría y la experiencia acumulada a lo largo de años de rugby.
El Partido: Un Combate Leal con Destellos de Brillantez
Finalmente, el silbato del árbitro rompió el aire, dando comienzo a un partido que se desarrolló bajo un cielo grisáceo, pero con el sol brillando intensamente en los corazones de todos los presentes. Desde el primer instante, se palpó la intensidad y la entrega generosa de ambos equipos. Cada melé se disputaba con la fuerza de antaño, cada ruck era una batalla por la posesión, cada placaje demostraba que la pasión por el rugby seguía intacta. Las canas, las incipientes barrigas y las cicatrices de guerra quedaban en un segundo plano; en el campo, volvían a ser jóvenes guerreros, impulsados por la adrenalina y el amor al juego.
Los primeros minutos fueron de tanteo, con ambos equipos midiéndose y buscando sus puntos débiles. Jaén, con el coraje que les caracteriza, plantó cara desde el principio, mostrando una defensa sólida y un ataque aguerrido. Los refuerzos de Sluts Madrid se integraron a la perfección, demostrando su calidad y compromiso con el equipo. Sin embargo, poco a poco, la superioridad numérica de los Añejos comenzó a influir en el desarrollo del juego. Las constantes rotaciones permitían a los locales mantener un ritmo alto, con jugadores frescos entrando al campo y aportando nuevas energías.
Este factor, sumado a una mayor velocidad en las transiciones y una mejor coordinación entre las líneas, empezó a inclinar la balanza del lado de Hortaleza. Las líneas de tres cuartos locales encontraban espacios con mayor facilidad, aprovechando el cansancio acumulado por los jienenses, que, a pesar de su encomiable esfuerzo, veían cómo el marcador se distanciaba. La actuación de los cinco debutantes de Hortaleza fue especialmente destacable. Se integraron al juego con naturalidad, demostrando su valía y dejando entrever un futuro prometedor en el equipo. Su entusiasmo contagiaba al resto del equipo y aportaba una dinámica renovada.
Pero el partido no fue un monólogo de Hortaleza. La entrega de Jaén fue encomiable. Cada jugador luchó cada balón como si fuera el último, demostrando que el espíritu del rugby trasciende cualquier desventaja numérica. Cada placaje, cada ruck, cada carrera, eran una prueba de la pasión que sienten por este deporte. A pesar del cansancio y la diferencia en el marcador, nunca bajaron los brazos, manteniendo la intensidad hasta el final.
Los ensayos fueron llegando para Hortaleza, fruto de buenas combinaciones y acciones individuales de mérito. Cada punto era celebrado con deportividad por ambos bandos, reconociendo el esfuerzo del rival. Pero más allá del resultado, lo importante era la experiencia compartida, la camaradería en el campo y el respeto mutuo entre los jugadores.
El Tercer Tiempo: La Apoteosis de la Amistad y el Legado del Rugby
Con el pitido final del árbitro, el marcador reflejaba una victoria clara para los Añejos de XV Hortaleza. Pero como se ha repetido a lo largo de esta crónica, el resultado era una mera anécdota en comparación con lo que estaba por venir: el legendario tercer tiempo. Y en esta ocasión, el tercer tiempo superó todas las expectativas.
La zona aledaña al campo de «El Hortal» se transformó en un auténtico festín. Mesas repletas de comida casera, elaborada con cariño y generosidad, aguardaban a los jugadores y acompañantes. El olor a barbacoa se mezclaba con las risas y las conversaciones animadas. La oferta gastronómica era variada y abundante: embutidos ibéricos, tortillas de patata, ensaladas frescas, quesos de la región y una amplia selección de postres caseros. Para acompañar este banquete, cerveza fría, vino tinto, refrescos y otras bebidas que animaban la celebración.
El ambiente era mágico. Las canciones de rugby, entonadas con fervor por jugadores de ambos equipos, resonaban en «El Hortal», creando una sinfonía de amistad y buen rollo. Las anécdotas del partido se compartían entre risas, exagerando las hazañas propias y perdonando los errores ajenos. Se recordaban placajes memorables, carreras espectaculares y situaciones cómicas que habían acontecido durante el encuentro.
Los Añejos de XV Hortaleza se mostraron como anfitriones excepcionales, cuidando cada detalle para que sus invitados se sintieran como en casa. La generosidad y la hospitalidad fueron la tónica dominante de la celebración. Los jugadores de Jaén, a pesar del cansancio del viaje y del esfuerzo realizado en el campo, disfrutaban del ambiente como si estuvieran en su propia casa club. Los refuerzos de Sluts Madrid se integraron a la perfección en la celebración, demostrando que el rugby une a personas de diferentes lugares y procedencias bajo un mismo código de valores. Y los cinco debutantes de Hortaleza, arropados por sus nuevos compañeros, vivieron un tercer tiempo inolvidable, sellando su integración en la familia de los Añejos y comenzando a escribir su propia historia dentro del equipo.
El tercer tiempo se prolongó durante horas, con conversaciones profundas, bromas, cánticos y, sobre todo, un profundo sentimiento de pertenencia a una comunidad única, la del rugby. En esos momentos, en «El Hortal», no había rivales, solo amigos compartiendo una pasión común. Se hablaba del pasado, del presente y del futuro del rugby veterano, de los valores que transmite este deporte y del legado que se deja a las nuevas generaciones.
Conclusión: Un Partido para el Recuerdo y un Futuro Prometedor
El encuentro entre los Añejos de XV Hortaleza y Jaén fue mucho más que un simple partido de rugby de veteranos. Fue una celebración del espíritu del rugby, una muestra de amistad y camaradería que perdurará en la memoria de todos los presentes. La superioridad en la velocidad y el mayor número de jugadores de refresco de Hortaleza marcaron la diferencia en el juego y en el resultado, pero la entrega de Jaén y el ambiente festivo que se vivió durante todo el encuentro fueron los verdaderos protagonistas. Además, el debut de 5 nuevos jugadores reafirma el compromiso de los Añejos con el futuro, asegurando una transición generacional que permitirá al equipo seguir disfrutando del rugby durante muchos años más.
Este tipo de encuentros son los que realmente dan sentido al rugby de veteranos. No se trata de ganar o perder, sino de compartir momentos especiales con amigos que comparten la misma pasión. Y en «El Hortal», el pasado 30 de noviembre, se vivió una jornada inolvidable, un verdadero homenaje al rugby y a la amistad. Un partido para el recuerdo, donde el resultado fue lo de menos, y la celebración, lo de más. Un encuentro que demuestra que el rugby, incluso en su versión más añeja, sigue vivo y latiendo con fuerza, con savia nueva que garantiza su continuidad.
Fernando San Martín «Avatar»