Fotografía: Luis Javier Benito
Hay palabras que sólo pueden referirse a una cosa, momento o sensación concreta. Por ejemplo: isquiotibial. No puedes decirle a alguien, al menos si quieres que te entienda: -¡Menudo día tan isquiotibial he tenido!- o – Diego es un isquiotibial de cuidado-. Pero hay otras que tienen muchos significados, unas pocas letras entrecruzadas que pueden decir muchas cosas distintas, como por ejemplo VICTORIA.
Hay victorias de muchos tipos. Victorias por cumplir expediente, victorias insípidas, victorias amargas, victorias inmerecidas. Pero también las hay dulces, épicas, espectaculares y sobre todo, compartidas.
Una de estas últimas fue la que las Dragonas del XV Hortaleza consiguieron ante uno de los pesos pesados del rugby español, Crealia El Salvador. Una victoria de esas que se te quedan grabadas en la retina, el cerebro y ese músculo que hace mucho más que bombear al que llamamos corazón. No sólo por cómo las conseguiste, sino por lo que significan.
El sábado pasado las Dragonas se llevaron cuatro puntos que saben a gloria. Y lo hicieron con una remontada que a bien seguro recordarán como uno de los momentos de la temporada.
Rememorémoslo juntos. Ponte en situación. Todo el partido por detrás en el luminoso. Una «no marca» en línea de cinco. Un ensayo en el último segundo para empatar el encuentro (gracias Iratxe por esa velocidad y ese desparpajo únicos disfrazados de Batman). Y una patada que sólo «Amiga» podía colar entre las «haches» desde la intersección de 15 con 22.
Cuando estos partidos terminan no vale la pena hablar del set piece, de si el plan de juego se siguió a rajatabla o no, de los avants, de los timings desincronizados, o de los placajes errados o conseguidos. Estos partidos se recuerdan por la sensación en la boca del estómago que dejan. Ese hormigueo que te sube desde el estómago por la tráquea y que hace que se te erice el vello cuando ves a Iratxe llegar a línea de marca. Esa explosión de serotonina desbocada que se te escapa por cada uno de los poros cuando ves la transformación entrar a cámara lenta desde una posición casi imposible. Esa sonrisa de «boba» que se te cincela en la cara para todo el día cuando ves a 23 dragonas abrazándose de felicidad, saltando, y cantando de nuevo.
Las que llevamos unos años poniéndolos las alas y abrillantando las escamas cada fin de semana, sabemos que este sábado fue mucho más de lo que parece. Porque muchos nos dieron por muertas. Porque muchas dragonas se fueron. Porque nos quedamos un poco huérfanas, y aun así, aprendimos de nuevo a volar.
Puede que toda esta épica no sirva de mucho al final de temporada y no nos clasifiquemos para los ansiados play-offs, ya que por desgracia a sólo una jornada del final no dependemos de nosotras mismas. Pero una cosa está clara: si no lo conseguimos, no será por falta de lucha.
¡Os vemos a todos en Getxo (sentimos el cariño que nos enviáis desde la pantalla)!
Gracias por ese día dragonas.
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