“He soñado que en otra vida fui vasco, hablaba euskera, vivía en un caserío y cortaba troncos” Andrés (Mapache). “No tengo family points ni para salir a la terraza, pero ha valido la pena” J. Con este par de frases podría dejar de escribir la crónica porque resumen lo más importante de las andanzas de los Añejos por las tierras vascas. Soy consciente de que este primer párrafo genera una expectación que la crónica puede arruinar, pero será por la torpeza y el desatino del cronista de no saber plasmar el material del que dispone de forma correcta y atractiva.
Comenzaré por los protagonistas. En una situación como la que vivimos es muy meritorio que nos desplazáramos 20 jugadores y 3 acompañantes que se merecen un monumento: Carmen, Estela y Silvia, que nos animaron desde la grada pese al frío y la humedad reinante. Avatar, Colme, Elías, JJ, Clinton, Juantxo, Pedro Capi, Maño, Chino, Peti, Abuelo, Candyman, Mapache, Teacher, Geppeto, Ñigo y los autoproclamados miembros del Concilio de Aranda: Mito, J, Cuadrado y Maño. Mención especial para Mito por organizar viaje y hotel y hacer que todo haya sido más fácil para todos, un tío grande donde los haya.
Atxuribizu, el campo de rugby de Munguía, nos recibió una hora antes del partido y el capitán del Torpedo Gorriak nos anunció en un todo más perentorio que informativo que, como del Fénix venían 6 jugadores solamente, si nos parecía bien juntar nuestras fuerzas con las zaragozanas, cosa que aceptamos de inmediato y con gran júbilo; de este modo disputamos un partido dividido en tres partes de 20 minutos cada uno.
Antes de empezar guardamos un sentido minuto de silencio en memoria de los que nos han dejado. En los primeros veinte fuimos un vendaval: seria nuestra delantera defendiendo e incisiva nuestra línea de tres cuartos atacando. Avatar, el jugón del partido, hizo del escapismo un arte y consiguió dos ensayos zafándose de cuantos rivales le salieron al paso. El tercer ensayo lo consiguió un gran Juanín culminando una bonita jugada a la mano. Munguía basaba su ataque en un persistente juego de delantera y, a base de infanterías de delantera, nos ensayó dos veces.
La segunda y tercera parte fueron similares. “Los GorriaK” atacaban sin cambiar de estilo y nosotros defendíamos con intensidad pero sin recuperar balones, y los pocos que teníamos los perdíamos pronto porque entramos en su juego de delantera y ya se sabe: no hay mayor temeridad que llevar la guerra a territorio enemigo. En esta situación y perdiendo todas las touches a excepción de una que Cuadrado logró arrebatar a su espigado segunda, el ensayo de Munguía circulaba como agua freática por debajo de nuestros pies. Y así fue, consiguieron empatar y poner el definitivo 20 -15 en el marcador con un ensayo, el último, logrado con el Wallaby recién introducido en el partido que funcionó como una Caja de Pandora liberando todos los males para nosotros.
Munguía salió triunfador del partido por méritos propios más que por nuestra flaqueza, demostramos ser un equipo competitivo que dio la cara en todo momento; pequeños detalles a mejorar que debemos entrenar y un asombroso y espectacular número 6 de los gorriak, que literalmente se salió en ataque y defensa, truncó nuestras esperanzas de ganar. Se vio un XV Hortaleza muy digno, en una versión de auténticos rugbiers: callados, sacrificados y respetuosos con el contrario, compañeros y árbitro (un lujo disfrutar de un colegiado así). El equipo estuvo muy por encima de cada una de sus individualidades, incluidos los 6 jugadores del Fenix que lo dieron todo y fue una maravilla jugar con ellos.
Tampoco tenemos que lamentar lesiones graves, lo peor una torcedura de tobillo de Peti que buscó su momento estrella saliendo a la silla de la reina aplaudido por la grada para saltar al campo 10 minutos después medio cojo, casta es lo que le sobra al soriano.
Tras la interminable sesión fotográfica en infinitas combinaciones, como seres racionales, estoicos y sacrificados que somos, fuimos a disfrutar del Tercer Tiempo y ahí, querido lector, ahí sí que no tenemos rival, ni en tierra de bertsolaris nos dejamos ganar. No faltó bebida ni por supuesto comida –menudo despliegue de platos fueron saliendo a cada cual más rico-. Fuimos destilando todo el repertorio añejil: Elías dirigió la Haka, nos contó los desvaríos y el triste juicio final que tuvo que soportar el pobre Joaquinho; Geppeto y sus estaciones no faltaron a la cita, sonaron violines y castañuelas con los habituales juglares a los que se unió Carmen. Durante el tercer tiempo se entregaron los premios al Jugón, que fue el escurridizo Avatar por méritos propios, al Chupón que se lo llevo Clinton no por nada, pero llamándote Clinton tienes muchas papeletas, y al Cagón, que fue para nuestro capitán Pedro por una patada en 22, ¿dónde si no?, que tuvo el detalle de ser cangrejera y poner en riesgo vital a Colme, que estuvo más pendiente de ver cómo le acechaban como hienas hambrientas los rivales que de embolsar el balón.
Un glorioso fin de semana en los que se le olvida a uno esa manida frase: este año dejo de jugar que estoy muy mayor para esto. Habrá que esperar a que los Torpedo Gorriak nos devuelvan la visita.
¡Aúpa XV!
Madrid, a 24 de enero de 2022
Ñigo