l sueño de «Mal de Altura»
Mal de Altura, el último fin de semana, fue el evento de cierre de competición de las Khaleesis. En realidad, fue mucho más, fue una pausa en el tiempo para un grupo de 13 jugadoras, 3 añejos, 3 arbitros y sus acompañantes.
Mal de Altura se desarrolla en valle espectacular de la sierra de Teruel. Lo organizan 4 personas y atrae a 18 equipos multiformes de veteranos curtidos con buen rugby, más de 250, que comparten los valores de rugby de siempre, respeto, equipo, combatividad y tolerancia. Santi, uno de los organizadores, nos acogió el viernes con una gran sonrisa y un alto y claro «Nos os preocupes, aquí estamos para divertirnos» al anunciarnos que el otro equipo femenino les había dado plantón!. ¡Y así fue!
Tras una fiesta de bienvenida en la plaza central del pueblo con grupo tocando incluido, dormimos poco para llegar al campo a las 9:15, teniendo el primer partido una hora mas tarde. Todas en hora, salvo un grupo que decidió perderse en un camino recto de 2,5km que iba del camping al terreno de juego. Por no sé qué milagro, subieron hasta un puerto antes de darse cuenta de que no iban en la buena dirección, restos de vapor alcohólico serán.
El primer partido, calentamos motores contra Hiipocanes, equipo veterano masculino jugando un tocata, como sugerido por la organización para compensar las diferencias de fuerzas entre equipo… lo que no quita que hipocanes demostrara superioridad moviendo el ovalado y encontrando nuestros huecos con una facilidad considerable. Honestamente, habíamos asumido que nos tocaba placar si o si y nos costaba cambiar de chip y organizamos.
¡Asi que cambio de planes! Pactamos jugar 2 partidos con placajes, responsabilidad de los contrarios barbudos de contener sus hormonas y uno de tocata para recuperar fuerzas. Tampoco habíamos venido al Mal de Altura para volver a Madrid con los pies por delante.
Llamando a todos los equipos conseguimos encontrar suficientes veteranas para acabar el evento con un partido de rugby entre chicas, hormonas a tope esta vez.
Opero la magia.
En los partidos Khaleesis contra Abelles Naranja y Negro, vimos chicas entregadas a su colectivo. Gestionaron sus miedos al placar fuertes jugadores. Defendieron mucho y duro. Tambien atacaron, eso si un poco bajo presión. La voluntad y las ganas de las más curtidas se transmitieron al grupo y dejaron el pabellón bien alto. No importaba el resultado, importaba la actitud. En eso ganaron los partidos.
El partido de «descanso – tocata» contra Hipocanes de nuevo, lo ganamos gracias a la ayuda de Javi y Chiwi que entraron de refuerzo para organizar nuestro juego algo caótico. A nosotros, siempre nos gustó el caos, porque del caos acaba saliendo la luz. No sería un cronista honesto, si no dijese que no nos beneficiamos de una cierta galantería de un árbitro impresionado por nuestros imprevisibles rayos de luz y de la caballerosidad de nuestros oponentes.
El ultimo partido, creamos 2 equipos femeninas mezclándonos. El público acudió, y el juego empezó bajo las ordenes de Jota. Vimos cosas raras: Lau haciendo el salmonete para proteger el balón, Sofi abrazando a su contraria del dia, Vir. La misma Sofi que vimos atacar con ojos exorbitados y lengua hacia fuera. Vimos cosas mas habituales: Angie estar a misa y repicando, Vir placando duro y con elegancia, Rebe siempre llegando y Vane ordenando con su voz detonante. Vimos cosas no tan habituales: todas placando y todas jugando el mismo deporte. Vimos cosas espectaculares; el duelo ataque defensa de las 2 Martas y Pilongo doblando todo las que se le acercaban. Pero lo mejor que vi, fueron las sonrisas de oreja a oreja de todas tras acabar esta jornada. Felicidades de las que se han superado y han disfrutado mucho.
Fin de dia de rugby e inicio de noche de fiesta. Hubiera tanto por contar. De las copas de vinos, de la margarita apareciendo como magia, de los filetes al ajo típicos de una madre española, del agua mineral rumana, de «ca plane pour moi», de los kilts de los 3 árbitros y de su sérénade bajo la luna, de la touch de Lore en plena pista de baile, de los corazones rotos por Payton, de los calimochos con vino de categoría, del «mal gusto» de los barmen por querer cobrarte, del sueño de Santi, de los pies que aparecen en la noche, de una polizona volviendo a casa en el maletero, del dialecto sureño de alguna, de los numerosos dichos españoles tipo « pedo de sueño no tiene dueño », de una chica perdida en el camping a primera hora de la mañana… y de todo lo que no recuerdo ni quiero desvelar
¡Vino el domingo y la hora de irse a casa con recuerdos y anécdotas para guardar con mucho cariño hasta volver el próximo año aún mas fuertes! Este sueño del Mal de altura, es de los que se te pegan.
¡Grandes Khaleesis!
Por Damien.
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