“LA BATALLA DE LAS TERMÓPILAS NO ERA NUESTRA GUERRA”
El relato de la contienda fue como bien versa la historia, los “casi 300” espartañejos del Hortal, acompañados por sus asistentes de batalla, aguantaron los envites de las tropas fuencapersas hasta que su muro de escudos fue cediendo y las fuerzas fueron fallando, para finalmente ser masacrados sin piedad.
Este final no debe desmerecer el esfuerzo y la valentía demostrada, ya que el objetivo de estos bravos soldados fue cubierto con creces, aguantar y retrasar lo más posible lo que a todas luces era una batalla perdida.
Sobre las 16 horas, con una temperatura de unos 7º grados que, con el sol, relajaba la sensación térmica hasta llegar a unos 12º muy ricos, fueron llegando al campo de batalla de Termolivos las tropas del XV de Esparta (Boy, Candyman, Presi, Quique, Teacher, Begines, David, Huguet, Irra, Miguelin, Osuna, Caba, Santi, Tropper, Paco, Bene, Mito, Joseba, Donaire, Marcos, Chino, Aliaga, Pablo tsunami, Avatar, Juancho, Larios que hizo un paréntesis en su temporadón en el Rojo, y yo mismo), acompañados por sus asistentes de batalla, (Cuadrado, Rafa, Pedro, Pepelu, Marcos, Batuta Al Sal Ami) y una numerosa grada de animación, formada por familiares.
En el horizonte, bajo la bruma, se podía ver afilando sus espadas un más que numeroso y lozano ejército fuencapersa, y sobre el terreno del estrecho de Termópilas, velando porque la batalla transcurriera dentro de las normas y usos de nobles guerreros, un más que decente árbitro, Mr. Jota.
Con una línea de tres cuartos algo improvisada, Paco medio melé, Boy en su estreno “de 10”, Quique de primer centro, Donaire de segundo y la más que notable aparición en el XV titular de Aliaga como 11, comienza la batalla.
Los primeros ataques en penetración de la delantera persa eran sujetados por los escudos de los espartañejos, uno y otro envite para ir mermando nuestra defensa, y luego buscar el ataque al desplegado para lograr una brecha por la que atravesar nuestro arduo muro. A las primeras se encontraron con un placaje de manual de Aliaga, que les puso en sobre aviso que esto no iba a ser un paseo militar.
Al final después de varios envites consiguen romper la línea del XV logrando realizar su primer ensayo.
Pero demostrando que también sabemos jugar de delantera, Larios hace varios rotos en sus defensas y empiezan a sufrir los golpes de las afiladas puntas de nuestras lanzas, una vez metidos a empujones en 22 se consigue abrir el balón al extremo generando un tres contra uno, que es finalizado por Donaire en un gran ensayo.
A mediados de la primera parte, consiguen volver a romper la defensa de escudos del XV poniendo el marcador en 2 a 1.
Poco antes de la finalización de la primera parte, perdonan su tercer ensayo al caérsele a un persa el balón dentro de nuestra zona de ensayo.
Tras ese error, “algún maricón, que no se utiliza esta expresión, por homosexual, que no lo es, aunque en esta época estaba muy de moda”, decide patear de forma magistral dentro de su 22 para alejar a las tropas persas de nuestra zona de riesgo, solo dicho soldado corrió a la presión, el resto del ejército añejo se quedó juzgando tan cobarde artimaña.
Con alguna que otra “ostia” termina la primera parte de la contienda, ya con un ejército mermado por las bajas, los golpes y el cansancio, comienza la segunda.
“Y la batalla dura, lo que dura dura…..la defensa”. Los golpes sobre nuestra línea de defensa empiezan a no ser sujetados y con un juego sencillo pero eficaz, golpeo de delantera, golpeo de delantera, agrupo defensa y juego rápido con la línea donde ya he generado superioridad, van cayendo uno tras otro los ensayos.
Siendo sincero no sé el resultado final, más preocupado por ayudar a retirar a los heridos del campo de batalla que iban apareciendo poco a poco, Boy, Larios, Paco, Candyman….. y con la esperanza de que las lesiones fueran leves, que, según los últimos partes, así parecen.
Mención especial a los debutantes, Marcos, David, Aliaga, empezar en un partido como este, es muy difícil y se cumplió con creces. El que relata la contienda no se mete en este grupo, porque, aunque alguno se empeñe y juegue como tal, ya no se considera principiante.
De esta manera doy por finalizada una crónica, que no debía haber versado sobre una batalla, sino sobre un partido de rugby de veteranos, donde sin dejar de lado la esencia del rugby, se juega para divertirse y tener una excusa para disfrutar de un tercer tiempo de hermanamiento con un equipo amigo.
Aprovecho, para emplazar a mis compañeros del XV a apuntarse al siguiente partido que se juega a finales de este mes y que a priori, tiene estas premisas más presentes.
AUPA XV!!!!!
El Colme