La tarde prometía grandes emociones. Salíamos de Madrid con un sol radiante, 22 grados en el termómetro y la sensación de que íbamos a disfrutar de algo especial. El primer más 50 desde hace… bueno, tanto tiempo que alguno ha entrado en la categoría muy a su pesar.
Según nos íbamos acercando a la sierra el panorama cambiaba por completo y parecía que nos acercábamos al Infierno de Dante en su Divina Comedia. Un Cielo gris plomizo que parecía iba a desplomarse sobre nuestras cabezas, un chirimiri que anunciaba lluvia y 5 grados menos en el termómetro. Pero bien es conocido que al rugby se juega hasta con buen tiempo.
Empezábamos a calentar 16 jugadores. Oterix a los mandos de esta barca de locos maravillosos estaba empeñado en que entráramos al partido calentitos y la tragedia se mascaba cuando, este que escribe, se lesionaba en un ejercicio de pick&go. En esas estaba intentado ver el alcance de la lesión cuando el partido empezó a rodar.
Al final, la lista de jugadores la compusieron:
El capi Renacido, Chino (Antonio), Mito, que las malas lenguas le atribuyeron su primer placaje, ya saben, nunca es tarde. Juancho, Marabunta (¡qué bueno que viniste viejo!), Maño (Pedro), Jota, Ayerdi, Presi, Peti, Gruñon (Villegas, que volvió también a formar con el quince para gritarnos como sargento de hierro), Juanin (que llevaba 2 años sin jugar por una lesión de rodilla), Villeguitas, Geppeto y Borrascas.
En el banquillo quedaban Teacher (que reaparecía después de una lesión con dos placajes de libro), Moja (Crespo), el Abuelo y Pitufo (nuestro otro capi, Pedro, con permiso del equipo contrario) y un servidor que algún “bode” desde la banda y muy a mi pesar, aunque con mi palabra de que lo iba a publicar, me bautizaron como el nuevo Christian (guiño, guiño) “BALE” del Hortal.
La banda Añeja la componían a parte del Oterix, Hot Dog (Pepelu) y Abracitos (JJ) y algunos familiares.
El campo era más ancho que largo, así que se daba para el juego a la mano. El partido comenzó como una guerra de trincheras, los dos equipos bien posicionados en el campo y ganando pocos metros cada vez que se tenía la posesión del oval. Oterix juraba en arameo en la banda, “estamos planos” salmodiaba una y otra vez, pidiendo profundidad a nuestra línea. Y en una jugada donde el equipo pareció recordar lo realizado en los entrenamientos, se jugó de delantera dos, tres veces hacia el lineout para acto seguido sacar muy rápido a la línea que Villeguitas terminó en ensayo en el lado contrario. El segundo ensayo tuvo una factura parecida, aunque la finalización tuvo suspense cuando el propio Villeguitas, a dos metros de la línea de ensayo, quiso pasar el balón al Abuelo y una jugadora del RUN palmeo el oval, menos mal que éste entró en la zona de ensayo y lo pudo posar nuestro jugador. A todo esto, los veteranos de RUN no desfallecían y a cada golpe nuestro, respondían con un ensayo suyo. En algún caso, errores nuestros y aciertos de ellos, sobretodo de un viejo conocido del XV que nos robó tres balones en la línea que supusieron dos de sus ensayos.
El equipo local no había dispuesto arbitro y se decidió que arbitrarse un chico joven del equipo de derecho que habían jugado anteriormente y el partido pasó por una fase de “engorilamiento” donde casi se le va de las manos, rucks donde se jugaba desde el suelo y había muchas manos, algún placaje más alto de lo deseado e incluso algún retardado, avant que no se pitaban. Una fase donde también pudimos ver pases “curiosos” balones por el suelo, en fin, menos mal que al final demostrando que a esto del rugby lo juegan caballeros, se pudo reconducir la situación, tanto es así, que unos de los ensayos del RUN, que el árbitro no pudo ver, se lo concedimos como buenos jugadores que somos.
Y ahí estábamos, quedaba un último tiempo, estábamos empatados a 10 y Pedro, como capitán arengó a los más cincuenta borrando fantasmas y centrando al equipo en lo que tenía que hacer y funcionó, porque salimos si cabe más agresivos, presionado a su delantera, se vieron muy buenos placajes, no faltaron los del Abuelo e incluso de jugadores de la línea. Ese fue el momento donde Mito actuando de ¿zaguero? placó a un jugador que había roto nuestra línea en 40 antes de que entrara en nuestra 22, ¡¡¡ver para creer!!! Claro que también pudimos ver un pase de pecho torero que ni en las Ventas lo hubiese ejecutado mejor un Maestro torero. Ganamos rucks, daba gusto ver a Marabunta empujando un maul desplazándolo 1, 2, 3 metros.
Y en una salida rápida de un maul, otra vez jugado a la mano, nos quedamos en superioridad en la banda, y Renacido inteligentemente supo finalizar con una finta y entrando en la zona de marca anotando nuestro tercer ensayo. El cuarto lo anotó Borrascas. El ciclón de Hortaleza, en una de esas carreras suyas cuando los demás ya estamos pidiendo la bombona de oxígeno. El último ensayo fue una jugada de delantera, donde el oval llega al Presi, que rompe la línea del RUN y tres intentos de placaje para entrar en la tierra prometida y posar suavemente el balón.
Pero lo realmente importante ocurrió a continuación, el equipo extenuado y con varias bajas por la intensidad de la batalla, Oterix en la banda me ordena que salga al campo para dar descanso a un agotado Jota que había jugado prácticamente todo el partido, y ahí, como El Cid montado en su caballo Babieca ante las huestes del moro, salimos a defender los últimos instantes del partido. Peleamos una melé y regresé a la banda con la satisfacción del trabajo bien hecho.
Terminó el partido RUN 10 – 25 XV Hortaleza Añejos y pasamos a los consabidos parabienes, cualquier conflicto, quedó en el campo de juego. Abrazos, felicitaciones, mutuos pasillos, saludos a la grada y por supuesto, la coral del XV dirigida por Oterix deleitando a la grada cantando el “himno” del club.
Y un tercer tiempo muy bien organizado por los amigos del RUN, callos con garbanzos y otras viandas nos esperaban después de haber pasado por las duchas, y cerveza de grifo a cascoporro, tanta que tuvieron que cambiar el barril al menos un par de veces… Los cánticos y jarana, todo hay que decirlo, fueron por nuestra cuenta. Discurso del presidente de Derecho agradeciendo nuestra presencia en su aniversario que fue correspondido por un discurso audaz de nuestro Presi Elias. Intercambio de presentes, en nuestro caso les regalamos una bufanda del XV Hortaleza y la fiesta continuó hasta que literalmente nos echaron porque tenían que cerrar. Algún Añejo la continuó en Madrid hasta bien entrada la madrugada.
Quizás no todo pasara así, pero todo lo puesto es lo que pasó. O no, quién sabe lo que es realidad o sólo un sueño.
Desde la Cueva del Dragón
¡AUPA XV!
Bale