Los Añejos estrenamos la temporada en el duro campo del Viso de San Juan
El sábado 17 de septiembre a las 19:00 los Añejos nos estrenamos este año en un partido singular, contra un equipo hecho de aglutinación de otros equipos; Los Visigordos. El cartel de la convocatoria explicitaba que era un partido «MIXTO», y los viejos dragones habíamos mostrado cierta perplejidad ante tal anuncio, elucubrando, los más avezados, que lo de MIXTO aludía a que en el tercer tiempo iba a estar trufado de sandwhiches de jamón y queso. Ya avisa el cronista que su limitada memoria y los delirios de imaginación que sufre después de la conmoción que tuvo el año pasado hacen que esta crónica no sea del todo creíble y que se reserva el grado de rigor de lo que que se describe a continuación.
A la cita acudimos Juancho, Ticher, Santi, Donaire, Cejas, JJ,Marabunta, Crespo, Isra, Clinton, Mapache, Colme, Kopito, Geppeto, Chino, Miguel Angel, Boy, Quique, Meñique, Seoane, Ayerdi, Batuta, Mariano que se estrenaba después de tres entrenamientos y un servidor. Ñigo comandaría la expedición como entrenador y jugador ocasional. Además aparecieron varias añejas, parejas de Ticher, Meñique, Santi, y Donaire además de varios churumbeles que daban a la tarde un aire familiar en el que los añejos nos movemos a gusto. La vuelta al ambiente de vestuario, apretados, con las bolsas entre las piernas, con los banquillos estrechos, con olores intensos a linimento y pomadas que curaban a los caballos nos retrotraía a tiempos pasados cuando jugábamos un rugby rudo y básico, aguerrido y sin miramientos… Incluso Chino se puso esparadrapo en las orejas circunvalando toda la cabeza, y eso a pesar de que no empujamos en las melés. ¡Volvíamos a nuestra juventud!
Pero una estampa terrorífica rasgó violentamente el encanto. Miguel Angel sacó un guante de látex de un solo uso y se lo puso en su mano derecha haciendo «clac». Seguidamente comenzó a extender una pomada por sus dedos índice y anular del guante y con una mirada obsesiva, como la del urólogo con un mayor de cincuenta años, nos repartió una escena de terror que ríete tú de las de Nicholson en el resplandor. Luego intentó argumentar que con la edad había aprendido a ponerse el linimento con guantes por que si no, no había forma de limpiarse el ungüento.
En fin, que salimos del pequeño vestuario con el culillo apretado a ver si nuestros achaques podrían soportar el duro y áspero campo de los Visigordos. Pero… ¡Atentos! Visigordos y Visigordas, porque había cuatro mujeres veteranas que iban a jugar en sus líneas. Y otra sorpresa: nuestro antiguo capitán Villegas arbitraría el encuentro.
Son los Visigordes un equipo noble y recio, con algunos jugadores con experiencia y aunque se les notaba que eran de varios equipos mostraron cierta ambición y continuidad. Sin embargo, la táctica básica ya asimilada de nuestro equipo, con jugadas en continuidad de delantera y rematados por una línea veloz les encerraba en su campo. Más tarde de lo que hubiéramos querido abrimos el marcador, ya no me acuerdo si en jugada de línea o delantera, porque los avances y peligro se notaban en ambos frentes. Me dijeron que habían ensayado Ayerdi, Santi que no ensayaba desde hace eones, JJ, … no se quien más y un servidor por dos veces, aunque el Sr. árbitro no concedió uno de los ensayos del cronista porque argumentó que no lo vió, ya que l@s Visigord@s se habían echado encima, ocultando el ensayo a la su vista. Por otro lado, Ayerdi ensayó con firmeza en la linea de 22 llevado a la confusión por las líneas de diferentes colores.
Entre los lances del partido cabe destacar que su veloz pilier joven, de 130 kilos abría trochas entre nuestros delanteros en los saques de centro de los visigord@s y que atrapó ni más ni menos que tres seguidos entre nuestros delanteros. Otra de las jugadas clásicas y repetidas eran los ofrecimientos de balón de Clinton al contrario para que cogiesen el balón en plan ofrenda después de haberles robado la touche. Manin, un nuevo y alegre fichaje de los Añejos se estrenó de ala capturando una patada defensiva y lanzándose cual poseso por la banda hasta que uno de los visigord@s utilizó su masa para expulsarle del campo. EL juego permitió ensayar en vivo varias de las jugadas que repetimos en los entrenamientos y pudimos constatar que las dificultades de ejecución con defensa tanto de delantera como de línea es muy superior con contrario. El Sr árbitro, estuvo muy correcto a lo largo del encuentro y permitió el juego fluido y sin estridencias.
Tuvimos dos bajas relevantes en el duro campo del Viso. Por un lado, Marabunta salió con el brazo dañado después de caer al suelo y por otro Donaire, en después de recoger otra patada defensiva se sacrificó intentando una penetración en su 22 con tal mala suerte que cuando estaba ya derribado en el suelo, un visigord@ impactó contra sus huesos propios y está pendiente de recolocación. Desde aquí deseamos a los dos insignes dragones una rápida recuperación y una pronta vuelta a los campos de juego.
El tercer tiempo, bien trabajado por los Visigord@s, con cerveza y barbacoa, tuvo una nueva sorpresa y es que descubrimos que entre las Visigord@s se encontraba… ¡UNA KHALESI! Alicia, se había atrevido a alinearse con los Visigord@s y estuvo jugando unos buenos minutos. Está claro que tenemos que mejorar la comunicación interequipos del XV y avanzar en esta nueva era de igualdad de género. Comentó el duro placaje que le había hecho Colme, nuestro más ligero tres cuartos tirándola al suelo. Según pudimos cotejar después, no fue un placaje si no un abrazo con buenas intenciones.
Y la noche siguió con nuestro recital de canciones cuyas complejas y sutiles y refinadas letras, Manín se conjuró en aprender, aunque le supusieran muchas horas de memorización. Sorprendidos se quedaron los Visigord@s de que acabásemos las cervezas y lo que no saben es que el tercer y cuarto y posiblemente quinto tiempo siguió por esos recovecos que el pueblo, y más tarde la ciudad, habilita para dragones en búsqueda de oscuros rincones donde celebrar su existencia.
Los Añejos estrenamos un nuevo año con tantas ganas de divertirnos como otros años, eso sí, de nuevo reinventados, con el vigor que da saber que tenemos muchas aventuras por delante en las que volveremos a plasmar nuestras ganas de sentirnos vivos.
¡Aúpa XV! El Ciclón del Hortal