Que trata de la condición y ejercicio del encuentro con el famoso Club de Rugby Moralzarzal, en su visita a Éste, del no menos importante, y nunca bien ponderado, XV Añejos de Hortaleza.
Y dice así:
En un lugar en la sierra, en una cancha, de cuyo nombre de milagro puedo acordarme, al encuentro con sus pares acudieron los del XV. Rugbiers de los de botas de tacos, bucal poco, gordos delante, tres cuartos reñidores, alas, y zaguero corredor. Campo de verde falso como real de a 7, más hecho a los arcos que a palos, que igual se montan que son desmontados, duchas compartidas, y parroquia en día de verbena. Ingredientes bien suficientes, para que las más de 100 leguas de trecho hecho…bien valieran la pena.
En fin, sin quererme más torcer camino a Ubeda, Iban de a poco llegándose los mozos de negro al sitio que se tiene a bien llamar de “Navafria”, y no haciendo la tarde honor al nombre del lugar, con bochorno sí que caían cuatro sopas, suficientes para darle brillo al verde. Dicho se ha, que, aun siendo pasto falso, es de justicia reconocerlo en más brotado que el propio. La parte de cobijo haciendo buena pareja, bien dispuesta. En llegando; mucho ruido, carpas con braseo vario, parte donde sentarse, cerveza -que resultó después de un casi infarto, ser Estrella que no Cruzcampo- y algún que otro probador de caldos adelantado, que ya andaba buscando si los barriles eran de fondo hondo.
Dicen quien los vio entrenar -más pastores había en Fátima con nuestra Señora aparecida, que hay destos afortunados- que son los atardeceres de miércoles en Piceas, algo más de toques que placajes, cervezas las más noches, algún partido en casa los sábados, veinte asistentes al entreno solo con suerte el viernes, y un partido fuera por añadidura al trimestre. Consumiendo en ello las tres cuartas partes de sus family points, mas, a buen seguro, de los que poseen como soldada familiar los más de ellos. Y digo esto porque en virtud del vaticinio que se cumplía, en el vestuario donde nos acomodaron nuestros anfitriones amigos, andaba la tropa inquieta. Echando cuentas, sin llegar a cuadrar el círculo. Haciendo aguas en particular la línea, que viendo contada en ella novicios y pipiolos varios, juntaba menos gente que la nacional en el mundial gabacho. Bien pasado ya el Ángelus, con alguno poco de madrugar, y Jota que se añadió al final de sus obligaciones de Réferi, se habían pasado, al fin, las dos docenas de los nuestros, tal que estos:
Abuelo, Fernando, Clinton, Quique, Sampablo, Juancho, Begines, Candyman, Donaire, Colme, Peti, Trooper, J.J, Boy, Jota, Geppeto, Juanín, P Maño, Coletas, Pool, Seoane, Patas, Ayerdi, Ñigo, Huguet y uno mismo.
En calentado se sentía ya vencido el primer desasosiego de una alineación de circunstancias. Para escaqueo del previo ejercicio, se unió el abuelo a la compañía, con todos ya sudando. –de las canas dicen, obtiene lucifer su ciencia-.
Rugía Lorenzo en lo alto los más ratos, secando y haciendo del prado sauna, todo de cara.
Es, también de saber, que se había hablado en el previo del juego de los Zarzales, de poco apretar al centro y mucho correr en los lados, rápidos, dislocando huesos en quites, que no quebrando en choques, advertidos estábamos. En el primer atisbo a la otra escuadra, ya se les adelantaba por las edades, que nos iban a hacer correr, pues eran los más suyos fruto de los 80 (y aún más nuevos), varios 70´s y no se sabe si de anterior venia alguno. Ea pues, rival más que digno, que a tal caso andábamos en danza.
Pitó el Sr. Gonzalo, juez de tronío a la sazón desta contienda, y a los primeros acordes, bailaban ambos conjuntos con gracias y salero, midiendo unos el medio, e intentando otros correr a las bandas. Se salieron los segundos antes con la suya y a poco del primer acto encajamos su primer golpe. Sin tiempo para la pena, salió el XV rehecho a la pelea y a poco, se les hizo saber que en Hortaleza también hay gacelas, crujió JJ algunas caderas y escapóse a plantar las tablas, advirtiendo que se había venido a algo más que mesa de balde. Costó más su segunda coz, que un buen trecho se contuvo. Dos tercios honor de la defensa, que aun sin mucho placaje de prestigio* frenaba sus oleadas, y un tercio de añadidura de sus errores de manos, que también los hubo. Hasta hacerles en dos acercadas, hincar rodilla ya metidos en nuestra cinco. Tan salivando, digo, andaban ya, al olor de nuestra sangre, que no se puedo evitar su segundo alcance; 10 – 5, no era tan grave… Tronó el cuerno, se mudó gente, -de la poca que había para mudanzas- se apretó como se debía, negro, negro, morado, aire, negro, en su cinco…Petiiiii y adentro por la ratonera, Otra vez parejos.
Mas con corazón, que pulmón y hasta seso. Encajamos su tercero, algo fuera de las marcas y sin resuello, 15 – 10, casi mediado el tiempo quiso el ratón haberse comido algún otro queso, y pudo ¡vive el XV!. Que se llegó a 5 de segundas, pero ya andaba consumida la despensa de fortuna, de tiempo y aún de fuerzas, o más bien al revés. Como quiera que fuese pitó el Señor, y a la caseta.
Sirvió el Interludio a Rafa, Head Coach en funciones con Ñigo rejuveneciendo en el tapete. Sirvió como digo, para señalar despistes, refrescar memoria de entrenos, y de la mano de Peti –Capitán provisional- hacer merecida arenga al tercio del XV en busca de segundo Flandes. Y allá que nos fuimos con idea de perpetrar propia encamisada en Moralzarzales.
En el segundo arreón cambió la cosa, se hizo el choque más recio, se pedían en chorreo cada vez más refuerzos a la banda e iban más o menos llegando, si bien es cierto, siempre se echaba de menos más. La línea hacía debutar centros, cambiaba, alas por zagueros y, en fin, se vestía de innovación aguantando con lo puesto. Es de justicia decir que el personal, como manda la ordenanza, se vació de pleno, de muestra el revolcón que con el balón cosido al pecho se llevó el Coletas, jugándose su físico de entrevista televisiva, sin mayor miramiento. No escatimó ninguno hacer lo que sabía y las filas defendían prietas e iban ligeras al contrataque. Sin quejas ni peroratas al Señor, que, no obstante, y en su día de voto de silencio, mandó a Begines a cocheras para asombro de propios y extraños. Frisaba la segunda media mitad cuando, otra vez a la velocidad, fiaron los locales nueva acometida, sentenciando el choque. Hubo acercamientos de varias fases trenzadas, bien organizados y muy peleados, intervalos que pudieron tocar cielo y trasladarse a los escritos en el relato que postrero, cantará la historia. Si bien no quiso nuestro querido oval, dar más premio a ninguno, tocando retreta el silbato del bienhallado Sr. Gonzalo, se pasaron las armas al estado de vela, recíprocos cumplimientos, mutuos pasillos, inmortalizaciones, mucha cerveza fresquita, panceta, chorizo, morcilla, lomo… pan (después de un rato), una sede para copiar, muestrario de cantinelas por el lado de los nuestros. Costó más de lo habitual a los anfitriones removerse en las lides de la trova. Haka con dirección del otro hemisferio, un par de carrerillas de “cerveza besucona” en versión mozos y mozas. Y repliegue del personal al barrio patrio, donde cuentan que se siguió… Corresponde si acaso a otra pluma, y más a otra sesera, hacer recuerdo de esa, que, a buen seguro, fue grande gesta.
¡AUPA XV!
Kopito
*De la tesis sobre “el placaje abajo y su prestigio”, Don Julián.
**Gracias especiales a Colme, por su consejo y memoria, imprescindibles para realizar la presente.