Dieciséis corazones que laten a la vez: ese es el significado de ser hermanas, de jugar juntas, de estar unidas, de ser un equipo. Y qué bien sienta, después de tanto tiempo sufriendo en cada partido, saber que por fin se está consolidando un verdadero equipo. Salir con una sonrisa de oreja a oreja pensando “por fin, este es nuestro juego”.
Y esto se está dando esta segunda mitad de temporada: por fin somos un equipo fuerte que logra imponer su juego. Y así lo demostramos el domingo 11 de febrero contra Villalba-Torrelodones.
Entramos con una cohesión y una ferocidad que, excepto en algún momento de bajón (porque ningún proceso es lineal), se mantuvo durante todo el partido. Y eso se notó en el resultado, un 0-48 con el que cumplíamos nuestros objetivos: quedar con el marcador a 0 y mejorar el resultado del partido anterior contra este equipo que, como era de esperar, nos lo puso nada fácil. Ellas lucharon, pero nosotras fuimos más allá: cada pase, cada placaje, con cada ensayo nos felicitábamos, nos sonreíamos y nos animábamos. Como compañeras. Como amigas. Como hermanas. Como titánides y dragonas que somos, sacábamos la fuerza y el fuego interior y dábamos un poco más. Lo ganamos en cuanto al resultado, sí, pero lo importante es que lo ganamos como equipo. Entre todas.
Y este equipo, que ha llegado tan lejos y ha pasado por tanto, aún tiene mucho más que crecer y ofrecer 🐲🧜🏻♀️
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